Aranceles recíprocos: Cómo replantean la economía de México, los negocios en EE.UU. y el juego con China
Los aranceles recíprocos de Donald Trump, vigentes desde abril de 2025, han sacudido el comercio global, eximiendo temporalmente a México y Canadá pero golpeando a China con fuerza. Esta política, que grava importaciones con tasas universales del 10% y específicas de hasta 50% para «equilibrar» la balanza comercial, está redefiniendo la perspectiva económica de México, el entorno empresarial estadounidense y las estrategias de China. Mientras México esquiva el impacto directo gracias a negociaciones centradas en migración y seguridad, y apuesta por el nearshoring como motor de crecimiento, las empresas de EE.UU. enfrentan costos crecientes y China responde con represalias que intensifican una guerra comercial en curso. ¿Qué significa esto para el futuro inmediato? Analizamos los puntos clave de este nuevo panorama y sus implicaciones a fondo.
El panorama general
Para empezar, México ha evadido aranceles del 25% bajo el T-MEC gracias a un acuerdo anunciado el 6 de marzo y confirmado el 4 de abril, tras diálogos entre Trump y la presidenta Sheinbaum que priorizaron cooperación en temas como el fentanilo y la frontera. El entorno empresarial estadounidense, en cambio, lidia con las consecuencias de tarifas que encarecen bienes importados desde Asia y otras regiones, afectando a gigantes como Apple, Nike y Tesla, que dependen de cadenas de suministro globales. China, por su parte, ha contraatacado con aranceles del 34% a productos estadounidenses como soya, tecnología y automóviles, implementados el 10 de abril, lo que ha desencadenado caídas bursátiles y tensiones económicas mundiales. Estos movimientos no solo reflejan una batalla comercial, sino que están reconfigurando alianzas, inversiones y expectativas en los tres países.
La exención de aranceles para México
La exención de aranceles hasta mayo de 2025 ha sido un salvavidas para México, evitando una caída del PIB que analistas como Goldman Sachs y BBVA estimaban entre 1.3% y 4% si se aplicaran tasas del 25% a exportaciones clave como autos, autopartes y acero. El sector automotriz, que genera el 25% de las exportaciones manufactureras y aporta el 3% del PIB, celebra esta pausa, con empresas como General Motors y Volkswagen manteniendo sus operaciones sin costos adicionales. Sin embargo, la inflación, estabilizada en 3.67% en marzo, y un peso debilitado entre 21 y 22 por dólar mantienen al país en alerta, ya que cualquier regreso de los aranceles podría disparar los precios de importación y afectar el consumo interno. En este contexto, el nearshoring brilla como una oportunidad dorada: con anuncios de inversión por 4 mil millones de dólares en soberanía alimentaria, manufactura y tecnología, México se posiciona como un refugio ante la guerra comercial EE.UU.-China. Aún así, la dependencia del mercado estadounidense, donde van el 80% de las exportaciones, y la incertidumbre sobre la continuidad de las exenciones, plantean riesgos que el gobierno de Sheinbaum deberá gestionar con diplomacia y políticas internas sólidas.
Impacto en Estados Unidos
En Estados Unidos, el impacto en las empresas es más directo y multifacético. Los aranceles han elevado los costos de bienes importados, desencadenando pérdidas bursátiles masivas —6.4 billones de dólares el 4 de abril— y golpeando a compañías como Nike, Apple y Tesla, que han visto sus márgenes reducidos por componentes asiáticos más caros. La industria automotriz, profundamente integrada con México y Canadá, teme perder competitividad si las exenciones del T-MEC expiran, con estimaciones de incrementos de costos entre un 8% y un 12% que podrían trasladarse a los consumidores o absorberse a costa de empleos. Al mismo tiempo, estados industriales como Michigan, Ohio y Texas experimentan un auge en inversiones relocalizadas desde Asia, con empresas como Ford y GM acelerando proyectos para producir localmente o en México. Sin embargo, esto genera tensiones laborales por la presión de operar en un mercado con bajo desempleo y salarios al alza. Aunque algunos sectores manufactureros aplauden el proteccionismo como una forma de revitalizar la producción interna, la mayoría empresarial critica la disrupción de cadenas globales y el riesgo de represalias que podrían erosionar la ventaja económica norteamericana frente a competidores globales.
El panorama de China
China, mientras tanto, ha escalado la tensión con aranceles del 34% a productos estadounidenses como soya, tecnología y automóviles, implementados el 10 de abril en respuesta a los incrementos de Trump, que combinan un 20% previo con un 10% adicional. Esta medida ha frenado inversiones chinas en México, como los 600 millones de dólares de BYD que prometían 10,000 empleos en plantas de autos eléctricos, redirigiendo su foco a Perú y otros mercados sudamericanos. Pekín también planea recortes de tasas y subsidios industriales para amortiguar el impacto, mientras busca nuevos socios comerciales en Asia y África. México, bajo presión de EE.UU., ha propuesto alinear aranceles contra autos y autopartes chinas al 25%, una medida que podría tensionar su comercio con Asia pero fortalecería su alianza con el T-MEC. Este giro indirecto posiciona a México como un puente estratégico en el conflicto, aunque también lo expone a riesgos si EE.UU. intensifica su vigilancia sobre productos chinos reexportados desde territorio mexicano.
La oportunidad de México
Mirando hacia adelante, los aranceles recíprocos dibujan un 2025 de oportunidades y retos para todos los involucrados. México tiene la oportunidad de capitalizar el nearshoring y su exención temporal para impulsar su crecimiento, siempre que diversifique mercados más allá de EE.UU. y controle la inflación con medidas como los recientes recortes de Banxico (tasa al 9% en marzo). Las empresas estadounidenses deberán adaptarse a costos más altos y buscar socios en Norteamérica para mantener su competitividad, equilibrando la presión interna con la necesidad de cadenas de suministro eficientes. China, aunque golpeada por las tarifas, redirige su estrategia sin ceder terreno en el tablero global, apostando por su mercado interno y nuevas alianzas. En este escenario de comercio en transformación, la flexibilidad y la visión a largo plazo serán esenciales para navegar las olas que estos aranceles han desatado, convirtiendo la incertidumbre en un campo de posibilidades para quienes sepan adaptarse.